
Allí estaban
Eran una veintena los que formaban de a tres en la galería previa a la compañía C.O.E. 72 del ejército. Una compañía integrada a otras normales dentro del cuartel, entendiéndose normales por que la C.O.E. era otra cosa muy distinta...
Unos pocos fueron llegando sueltos previamente y por ello, ya se le había asignado el "peludo perrero" al primero de ellos como era tradición. Eran los que nos hacían veteranos a los del tercero del ochenta, cuarenta y cinco "cabras", esperando a sus "chivos", y cómo...Me recordaban a esas películas de miedo, como la de Jack Nicholson haciendo el papel de chiflado en "el resplandor", a los lados de la compañía junto a a las literas esperando...Salí a la galería y formé junto a mis compañeros instructores a un lado de los peludos mientras el cabo daba novedades al teniente y éste al capitán. Una vez acabada esta y registrados los nuevos, se rompió a filas y se les ordenó entrar en la compañía con sus trajes de paseo nuevecitos y sus petates. Una vez dentro y durante treinta segundos solo se oía silencio mientras aquellas veinte caritas no sabían a dónde dirigirse con sus caritas de asustados, permaneciendo todos juntitos sin saber qué hacer, hasta que
estalló el infierno
Los veteranos se abalanzaron sobre ellos como lobos esteparios sin dejar de gritar como posesos (Más de uno se quedó afónico), empujándolos haciéndoles correr compañía arriba y abajo, ora hacer flexiones, ora saltar y pasar entre la literas por arriba y por abajo sin apenas darles tiempo ni a posar el petate; a veces en grupo, otras solos sin para de chillarles ni darles tiempo ni de pensar o de respirar. Aquello duró un cuarto de hora aproximadamente y pude observar casi todo de aquellas "maniobras", recordando cómo nos lo había echo pasar a nosotros y viendo claramente que el que puteaba más, era aquel que más había sido puteado por norma general aunque me sorprendió algún que otro cobarde durante su puteo, cómo se pasaba con aquellos pobre infelices...(Me quedaba mucha mili todavía como para ver cosas inauditas aún, como ver meter a diecisiete fulanos dentro de un lavabo de tren de esos que aparentemente, solo caben dos personas y apretadas...si, si...)
Una vez que se cansaron los veteranos, ayudados también por los que les apartábamos para que se retiraran, les dimos a los peludos ubicación en sus taquillas y sus camastros. Les formé en la compañía al cabo de una hora, me presenté como uno de sus instructores de combate y les informé en su primera formación conjunta
"Bienvenidos a la Compañía de Operaciones Especiales Número 72"
"Durante los próximos tres meses, esto será vuestro pequeño infierno particular"
Mientras se oían las risitas de los veteranos...