A los internáutas...

Este es el Blog de un soñador que soñó ser un contador de historias. Algunas os gustarán y otras, puede que no, pero todas ellas son suyas, de su invención, a veces reales, otras no...Pero todas, siempre, de un modo u otro, buscan posar caricias en los corazones. allá donde se encuentren.

Nandín

lunes, 16 de marzo de 2009

El pago de la sinceridad

Habían acabado el entrenamiento y se duchaban. Él, como uno más del equipo, se sentía feliz, pues notaba que mejoraba en su condición física y que aportaba su grano de arena al conjunto.
Era un sábado por la mañana de un día soleado y primaveral. alguien comentaba que se iba a quedar a ver a los del equipo grande jugar el partido que en breve comenzaba. Recogió sus cosas, la ropa de entrenar, la toalla y las botas de fútbol, que metió en la bolsa de deporte; se peinó y salió del vestuario para buscar un lugar en la pequeña grada junto a sus compañeros y alguno de sus padres. Estaba solo, era temprano y podía esperar a coger el autobús que pasaba por allí cada media hora o, quizás lo bajara al centro de la ciudad, algún compañero con su padre.
El partido estaba siendo interesante y muy disputado entre los dos equipos, el de categoría superior de su propio club contra otro club de su misma ciudad, alternándose las ocasiones de gol entre los dos equipos y disputando ambos dos, la posesión del balón en el centro del campo.
Llegó la jugada... Un jugador del equipo contrario le arrebato el balón sin tocar al de su equipo, pero éste se tiró al suelo dando gritos como si le hubieran cortado la pierna...Él lo había visto bien claro pues la jugada se había producido a escasos metros de donde ellos estaban. Sus compañeros, junto a los padres, empezaron a gritarle al árbitro, insultandole, como al jugador contrario, poseídos por cien demonios. Cuando las voces se acallaban al ver que no se había pitado infracción alguna, él, con toda la tranquilidad del mundo a sabiendas que era lo justo, cometió tan grave error...
.-"No fue falta", comentó en voz alta y estalló la furia fanática, descerebrada, cobarde...
Se vio en décimas de segundo, arrancado de su asiento y rodeado por cuatro de sus compañeros insultándole y cogiéndole por el pecho, mientras dos padres coreaban improperios contra él también. Lo zarandearon mientras seguían insultando y lo echaron casi a patadas de su lado, como si de un traidor de mala madre se tratara...
Se marchó solo, llorando, pero no por la vejación, si no por la impotencia al verse sabedor de que lo que había pasado, no entendía cómo los demás no eran capaces de verlo también, de cómo el fanatismo tan absurdo se podía comportar con uno de su propio club y sorprendido de la actitud de aquellos padres a los que consideraba gente razonable, madura y con juicio justo...
No volvió más por allí y nadie lo reclamó, ni su propio entrenador. Años más tarde le tocaría jugar contra aquel club pero lo hizo sin ningún rencor, como uno más de sus partidos pero entregando a su nuevo club y a sus nuevos compañeros todo lo que llevaba dentro, como siempre lo hacía
Y es muy duro, para un alma inocente, ver a los 11 años, cómo y de qué forma, es capaz de comportarse el ser humano, amparado en la masa y de cómo puede llegar a cegar el puñetero fanatismo, el de cualquier índole.

6 comentarios:

  1. Sí, Don Fernando, el lobo es un lobo para el hombre desde su más tierna infancia hasta que viene el cura. Ya sabe que en manada somos peores y de ello se valen los que manejan a las masas, sustituyendo razón por corazón y cerebro por torpeza.
    Salud apañero que está usted muy callado ultimamente.
    Un abrazo.

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  2. Ya sabe usted, mi querido José María,que a veces es mejor estar callado, que soltar alguna tontería.
    Un abrazo

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  3. Triste lección para tan tierna infancia. Cómo reaccionará la próxima vez ante algo que no le parezca correcto, justo o simplemente adecuado? Es harto complicado mantener uno sus propias creencias y no acabar formando parte de la manada, y más a ciertas edades, porque alguno hay que se ancló en ellas por siempre jamás. Lamentable.
    El relato genial
    Gran relato

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  4. ¿Que cómo reaccionó...?, puedo sospechar que lo sabes, mi querida amiga...
    Un abrazo, pronto nos vemos

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  5. Está claro que había muchos relatos suyos que no había visto. Por lo que respecta a éste sería muy interesante que pudiese difundirse entre los habituales del "círculo" en el que nos movemos. Por supuesto negarían ser fanáticos, lo que demostraría, una vez más, lo mala que es la ignorancia. Sin embargo me sorprende enormemente ver como al fanatismo, de cualquier tipo como Vd. dice, no se sustrae casi nadie, sea cual sea su nivel cultural y su extracción social.
    Siga abriéndonos los ojos con sus relatos, por favor. Un abrazo

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  6. El problema, mi buen y estimado amigo, es que a esta gente se les ha pasado el arroz en cuestiones de inteligencia y han preferido gastarse las neuronas en borracheras y mentalidades mediocres.

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